martes, 9 de agosto de 2011

Carta dirigida a José Ramón Fernández Carlos Alazraki



José Ramón:

Me conoces tan bien que sabes perfecto que nunca contesto las críticas que me hacen en los medios.

Creo que cada periodista tiene el derecho y la libertad de ejercer su trabajo como mejor le convenga.

Sin embargo, la crítica tan ofensiva y mala lechera que me hiciste en el programa de nuestro amigo Pepe Cárdenas no te la dejaré pasar. Y no te la dejaré pasar por el simple hecho de que viene de ti.

Comenzaré por recordarte que mi hijo Mark (al que tú y Chunchis cargaron desde el día que nació) se quedó tan sorprendido por tus estúpidos comentarios que me dijo lo siguiente:

Oye, papá, ¿no eras el último amigo que le quedaba a Gigio? (para los que no lo saben, a José Ramón le decíamos Gigio por Topo Gigio, ya que es muy chaparro y usaba la Sección Amarilla para sentarse en Deportv para que se viera más alto a cuadro).

Le contesté que yo creía que sí... pero me equivoqué.

Porque ofender a una persona, sin importar que sea tu amigo o no, por el simple hecho de que trabaja para un equipo que tú odias, demuestra claramente tu tamaño, mismo tamaño que coincide contigo y con tu estatura. Y me equivoqué, porque desde el primer día que te contraté en Corporación Mexicana de Radio y TV demostraste tu brillante educación dejándonos planchados un jueves en la noche, en el partido UNAM-Zacatepec, porque Televisa te había ofrecido transmitir en el estadio Azteca y eso era mejor que ser el director de deportes de Canal 13.

Ajá...

Y a la semana siguiente, cuando no transmitiste en el Azteca, y que te ofrecieron La Bombonera... corriste a ver a tu “amigote” Carlos para ver si te perdonaba y te tomaba de regreso. No solamente eso... también abogué por ti con nuestro jefe, don Luis de Llano. Y fue así como entraste a Corporación Mexicana de Radio y TV.

Y así fue como entraste a trabajar.

Lo que siguió en toda tu carrera fue una continuidad de traiciones y de malagradecimientos.

Traicionaste a tu amigo y compañero Raúl Orvañanos. Traicionaste a tu jefe que te perdonó y que te defendió para que no te corrieran, en la época de González Pedrero.

Es más, a don Luis de Llano —nuestro maestro, jefe y padre adoptivo— no lo has vuelto a visitar en 34 años, y para tu tranquilidad —a sus maravillosos 96 años— tampoco quiere volver a oír de ti.

Como tampoco tus dizque ex amigos quieren saber nada de ti.

Y como tu memoria es muy corta, te los recuerdo:

Luis de Llano Jr., Adolfo Rodríguez, Pepe Ambriz, Ringo y todos los demás. Traicionaste a otra persona que creyó que tú eras también su amigo: Ricardo Salinas, la persona que más hizo por ti en tus desgracias.

José Ramón:

Has sido la persona más chueca que he conocido en mi vida. (No transa) sino... desequilibrado. No conoces la lealtad, mucho menos la amistad. Tampoco conoces de ética. Siento que te equivocaste de siquiatra y que tenías que haberlo cambiado hace muchos años. Aún es tiempo para que lo cambies. Y sobre las idioteces que dijiste de mí, también te equivocaste. No sé por qué reflejaste tus fracasos con mi trayectoria. Ya que, como decía el jingle de Chaparritas El Naranjo, no tienen comparación.

carlos@alazraki.com.mx

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